
En el mirador
de San Nicolás,
un joven
y una guitarra,
abatidos contemplando
la Alhambra.
Divisándose entre
tinieblas la
sombra de Boabdil,
deambulando en
la noche, gimiendo
en el amanecer.
Una guitarra
sin sonido,
invadiéndola un
sentimiento vacío.
Unas notas en
el aire,
una guitarra
muda,
unos dedos
sin inspiración,
un sentimiento
sin música.
Era un gitanillo
y una guitarra,
solos en el
adormecimiento nocturno,
despertándoles el gong,
sonando las campanas
de la vela.
Las yemas
de los dedos
tímidamente
acarician las
cuerdas.
La guitarra
resuena,
bullendo las
notas al son
de las campanas,
copando los aires.
En la caja de
resonancia, el
viento silbetea
melodías de
angustia,
notas de marginación.
¡Ay! gitanillo
de tez morena
indómitos cabellos
negros.
¡Ay! hermosa
gitanilla, escondes
tu belleza en
esos andrajosos
ropajes.
Antaño, el camino
eran vuestros días,
la caravana,
vuestra casa.
Recitando un poema,
interpretando obras
de los grandes y
peuqños maestros
o haciendo acrobáticas
exhibiciones circenses.
Interrumpiendo en nuestras
ocupadas vidad,
con vuestro espectáculos,
improvisadas zambras.
Bucólicos de la
vida, raza
sedienta de libertad,
queriendo ser libres
como el viento,
fuísteis nómadas.
Intentando los payos,
asentaros e introduciros
en el sistema y
noramar sociales,
despreciando las vuestras.
No les basta
con excomulgaros,
intentar cambiar
vuestras costumbres
y modismos,
si no que expopiándoos
las casas os amontonan
en las afueras.
c
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