En puesta de sol.
Los frondosos a almendros
dorando sus, diminutas,
delicadas e inspiradoras
hojas; naturalmente
olorosas en intensidad,
y fragancia vitalizante.
Como siempre tú.
Natural perfume
vital, y vehemente;
primaveral y deleitante.
Trasponiéndose
la marítima puesta
de sol en el horizonte
montañoso. En un alarde
de incredulidad y
fantasía. Insuperable
alucinación de contraste,
en convivencia de
lo imposible. Que
en mí, gracias a ti,
puedo deleitar,
luna y sol.
Lo tienes todo: la
belleza dulcificadora
del mar. Con su jturbulencia
que controlas; calmada,
con graciosa simpatía,
y sutileza tal. Que
el azoramiento,
no es apreciado.
lunes, 6 de julio de 2009
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