Llevarte algodonadamente.
Con la delicadeza acariciadora
del viento en nuestras sienes.
En aliviador frescor
marino, para tu ser.
Viviendo la poética
veleidosa de cuanto
nos rodea: el mar,
las montañas, los
profundos búhos, el
almendro en flor,
el manto de
verdor esperanzador.
Cubriendo la fructífera
tierra. Tal apetecería ser.
Descubriendo en
concordancia y armonía.
Los portentosos alicientes
vitales y regocijadores.
Ocultos, en mascarada
agreste, velocidad vital.
ausente de la contemplación
pausada y de análisis
que aligera e ilumina;
el - a veces- duro caminar.
lunes, 6 de julio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Estupendo blog, Domingo. Me han gustado mucho tus poemas. Me asomaré a menudo por aquí.
Te invito a ver el mío: www.garabethel.blogspot.com
Un abrazo.
Ethel
Publicar un comentario