Son tus: suaves dedos,
bellamente pequeñas manos;
precisas y habilidosas
los y las que cautelosas,
siento en mis sienes
sudorosas y doloridas
por la ausencia, de tus atenciones,
tímidamente amables y sinceras.
Las que me alivian
en el discurrir de mi
navegar, por la ardua
senda del desamor,
en la esperanza de
ser correspondido
en el deseo imperioso
de saber de tus desvelos,
escuchándolos atentamente.
Intentándolos así aliviar
con mi comprensión,
tímidos halagos a
tu valiosidad profesional
y personal. Y más
meditados, motivados
por profunda impresión
recibida, al sorpresivamente
conocer el motivo principal
de tu vacío amoroso.
Debido a la estima
procesando, y más aún
sabiendo de tu enorme
tesón en superar
las dificultades pasadas
y diarias.
Surgieron poemas
desde mi desasosiego
emocional, desvelador
que agónico, hasta
que quedaron plasmadas
en vacías cuartillas.
Mis humildes muestras
de admiración y
esperanza para
tu continuo aleteo
en el transcurrir humano,
que seguro te
llevará donde
quieras.
Consoladoras
o no para ti,
fueron para mí
el aire
fresco del intento
fructuoso o no,
en aliviar tus
pesadumbres.
lunes, 13 de abril de 2009
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