lunes, 23 de febrero de 2009

MAQUINA DE ESCRIBIR




Agotado, sintiendo
el cuerpo pesado,
la mente vacía.

Centrando
la mirada en su
máquina de escribir,
en un instante
de exaltación,
exclama el poeta.

¡Te quiero! más
que a nada
en el mundo.
Una mujer
se puede olvidar,
a ti, te necesito.

Eres la prolongación
de mis brazos,
teclas que imprimen
mis sentimientos.

Desconsolado,
ante una cuartilla
vacía y los dactilares
en el teclado,
el poema no brota
y él agoniza.

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